viernes, 19 de agosto de 2016

Hyaenidae

Yo tampoco sé de qué huye el viento
ni por qué aúllan los perros de la calle
todas las noches
a las cinco de la madrugada.
Sé que todo esto no va sobre mi,
yo no soy nadie,
he perdido la cuenta
de las veces que me he matado
y sospecho que aun me faltan
un par de muescas a cuchillo
en el tronco del ciprés que a mi píes
siempre espera.
He metido a ciegas la cabeza en cada pozo
con el que me he cruzado,
conozco el lodo,
el olor a mierda taponando mis fosas nasales
mientras me pintaba, con estas manos,
la cara de guerra.
Lo he quemado todo varias veces,
tendrías que verlo -te encantaría-
los ojos de hollín
rotos los nudillos
ladrando a colmillo visto
mientras me alejaba.
Ahora es distinto,
ya no huele a cadáver,
las hienas ríen conmigo porque
pese a todo
aun conservo todos los dientes.