jueves, 24 de marzo de 2011

He leído y se ha comido MAPACHE 001

Bajo con Fu a dar un paseo y miro en mi buzón: las últimas ofertas de los supermercados Coviran, un tríptico marrón de un telechino, un panfleto blanco de otro telechino y un sobre -blanco también- para un tal Diego Morales de Úbeda, sin remitente. 

-Fu, tú que eres perro, ¿conoces a alguien de Úbeda?
-Mearcagarcorrermear...
-Yo tampoco. Es decir, yo también quieromearquiero(...), pero tampoco conozco a nadie de Úbeda. 
-Guau
-Vale

No es la primera vez que se confunden con mi apellido "de Urioste", pero nunca lo habían cambiado por otro pueblo que está a la otra punta de la península ibérica (cada vez que escribo ibérica me entra hambre). Poco importa. Está escrito con buena letra, que ya es algo. Mi caligrafía es la de un médico árabe y ebrio, así que tampoco tengo el listón muy alto. No pretendo ser gracioso, aviso.

Se trata del primer número de El Mapache (MAPACHE 001). Si queréis saber exactamente que es El Mapache podeis leerlo en su presentación y dejar de leer esto. Si queréis leer lo que yo creo que es, aquí está: un fanzine cutre y feo que no vale ni el sobre ni el sello con los que se envía. Por eso me gusta.

El primer número es una guía para sobrevivir a una radiación nuclear. Es el que tengo entre mis manos. Tenía, porque Fu se lo ha agenciado y ya no queda vivo ni Julio Iglesias. Veo que el número dos sale estos días, yo siempre voy con retraso pero no me importa. Yo también tengo un gran plan de autodestrucción, aunque también me seduce la idea de caer en manos enemigas. Ya veré.

Quiero todos los números y soy pobre. Y los quiero a nombre del tal de Úbeda, por si acaso. Siempre me han mirado mal en el barrio. Miento, nunca me miran a mi: miran a Fu, pero Fu me mira a mi. Tiene papeles entre los dientes porque es un devorador de libros, como mal-herido pero en delgado.